Durante la segunda semana de esta asignatura, analizamos el primer tema: las sociedades agrarias preindustriales. Estas sociedades tienen sus orígenes en la época prehistórica, en la cual las sociedades eran depredadoras y nómadas. Esta forma de vida tenia una serie de ventajas: dieta equilibrada, de alta calidad, etc. y también una serie de desventajas: los quilómetros que había de recorrer el depredador, la necesidad de conquistar grandes superficies de terreno, etc. Pero a partir del año 10000 a.C. la sociedad pasó a ser productora, a causa de una revolución demográfica, cuyos requisitos son: el sedentarismo y la división del trabajo. Esta fue la primera revolución de la historia, la cual llevó a otros cambios; la aparición de la escritura, la cestería y la cerámica, los cuales permitieron un aumento de la producción.
A parte de esto, también estudiamos el modelo demográfico antiguo, en el cual se observa una mortalidad y una natalidad elevadas y poca esperanza de vida, el crecimiento demográfico esta estancado.
El autor Thomas Malthus desarrollo la teoría del techo maltusiano en su publicación “Primer ensayo sobre la población” (1978). Esta teoría se basa en que cualquier sociedad tiene un límite en la cantidad de alimentos de los que puede disponer. Todas las sociedades tienden a acercarse a este techo pero cuando lo hacen aparecen unos frenos que pueden ser de dos tipos:
1. Los frenos compulsivos, propios de las sociedades en las que la norma general es el matrimonio universal y la poligamia y se destaca un incremento de la mortalidad.
2. Los frenos preventivos, propios de las sociedades que no aceptan la poligamia y el matrimonio sin unas condiciones de vida adecuadas.
Por último, estudiamos el sistema feudal de las sociedades agrarias, en que el factor trabajo está dividido en dos dominios: el eminente – derecho del señor feudal a recibir parte de la producción de su tierra- y el útil, en que la tierra es casi toda del que la trabaja pero ha de pagar una renta feudal que se cobraba en especies. Esta forma de cobro provocaba una escasa comercialización y un escaso margen tecnológico. La sociedad feudal se encontraba en continuos cambios demográficos, sobretodo causados por la Peste Negra que afecto a toda Europa y provoco un gran aumento de la mortalidad.
También realizamos dos ejercicios de la “Ley de rendimientos decrecientes” para tratar de comprenderla mejor.
A parte de esto, también estudiamos el modelo demográfico antiguo, en el cual se observa una mortalidad y una natalidad elevadas y poca esperanza de vida, el crecimiento demográfico esta estancado.
El autor Thomas Malthus desarrollo la teoría del techo maltusiano en su publicación “Primer ensayo sobre la población” (1978). Esta teoría se basa en que cualquier sociedad tiene un límite en la cantidad de alimentos de los que puede disponer. Todas las sociedades tienden a acercarse a este techo pero cuando lo hacen aparecen unos frenos que pueden ser de dos tipos:
1. Los frenos compulsivos, propios de las sociedades en las que la norma general es el matrimonio universal y la poligamia y se destaca un incremento de la mortalidad.
2. Los frenos preventivos, propios de las sociedades que no aceptan la poligamia y el matrimonio sin unas condiciones de vida adecuadas.
Por último, estudiamos el sistema feudal de las sociedades agrarias, en que el factor trabajo está dividido en dos dominios: el eminente – derecho del señor feudal a recibir parte de la producción de su tierra- y el útil, en que la tierra es casi toda del que la trabaja pero ha de pagar una renta feudal que se cobraba en especies. Esta forma de cobro provocaba una escasa comercialización y un escaso margen tecnológico. La sociedad feudal se encontraba en continuos cambios demográficos, sobretodo causados por la Peste Negra que afecto a toda Europa y provoco un gran aumento de la mortalidad.
También realizamos dos ejercicios de la “Ley de rendimientos decrecientes” para tratar de comprenderla mejor.
Hola,
ResponderEliminarHemos verificado que la dirección de tu blog funciona correctamente.
Gracias por tu colaboración.
Profr. Paloma Fernández y Carlos J. Rosas.